Alberto Briceño Durán
Madrid se rindió ante los dioses del heavy metal. El estadio Ryadh Air Wanda Metropolitano fue testigo este fin de semana de una de las noches más potentes y memorables del año: Iron Maiden aterrizó con su tour «Run For Your Lives», en un guiño a sus clásicos para ofrecer un espectáculo que hizo vibrar a miles de fanáticos venidos de todos los rincones de España y Europa.
La jornada comenzó con la explosiva actuación de Avatar, banda sueca que supo calentar motores con su teatral puesta en escena y su mezcla de groove metal y melodía. Con el carismático Johannes Eckerström al frente, lograron ganarse al público con temas como “A Statue of the King” y “The Eagle Has Landed”, dejando claro que son más que una simple banda telonera.
Pero la gran explosión llegó al caer la noche. Iron Maiden, liderados por un Bruce Dickinson en plena forma vocal y física, ofrecieron un concierto de más de dos horas cargado de potencia, teatralidad y fidelidad absoluta a su legado. Sonaron himnos como “The Trooper”, “Fear of the Dark”, “Hallowed Be Thy Name” y por supuesto, “Run to the Hills”, coreados a pulmón por un público multigeneracional que demostró que el metal sigue más vivo que nunca.
Desde tempranas horas, los alrededores del estadio se tiñeron de negro: camisetas con Eddie, tatuajes, banderas, y merchandising oficial que volaba de los puestos a una velocidad vertiginosa. El ambiente era de celebración, de culto, de reencuentro entre viejos amigos y nuevas generaciones que crecieron escuchando vinilos, CDs o playlists de Iron Maiden.
El equipo de Escenario Rock and Pop tuvo la oportunidad de entrevistar a numerosos fans, algunos venidos desde Galicia, Valencia, País Vasco y otros desde tan lejos como Alemania, Francia y Reino Unido. Todos coincidieron en una misma idea: “Iron Maiden no es solo una banda, es parte de nuestras vidas”.
La producción estuvo a la altura de las expectativas, con un montaje escénico impactante, juegos de luces milimétricamente coordinados, pirotecnia, y cómo no, varias apariciones del mítico Eddie, que una vez más se robó aplausos en cada intervención. No faltaron guiños visuales a su discografía clásica ni referencias futuristas que encajan con la estética del tour.
Con un estadio a reventar, lleno de buena vibra y energía electrizante, Iron Maiden volvió a demostrar por qué sigue siendo una banda imprescindible en la historia del rock. No solo sobrevivieron a la prueba del tiempo: la están conquistando, una gira a la vez.
Madrid no olvidará fácilmente esta noche del 5 de Julio. Y si hay algo claro tras este concierto, es que el legado de Iron Maiden sigue creciendo, de la mano de sus fieles soldados del metal.
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Foto cortesía
